Cerrar los ojos y empezar a recoger sensaciones, alinear el cuerpo, ensanchar el vientre en cada respiración.
Como si fuéramos niños debemos aprender un nuevo lenguaje corporal: arraigo, basculación, proyección, coordinación, relajación.
En nuestra concepción del cuerpo y la mente no hayenfermedades sino procesos, no nos interesa tanto el síntoma comola raíz de la perturbación, no focalizamos la zona afectada sino la persona.